Todavía recuerdo las últimas vacaciones
si acaso lo permite esta, mi desmemoria.
Torpes, éramos unos alocados zagalones.
Veranos intensos, repletos de emociones,
compartiendo los sueños de adolescencia.
Recuerdo mi casa, mi bici y mis aflicciones.
Improvisando siempre, nuevas amistades.
Añorando el momento de llegar a la arcadia
para dar rienda suelta a nuestras aficiones.
Jugando en la playa, repletos de ilusiones,
tiempo alegre y fugaz, de feliz inconsciencia.
el futbol, el tenis…Éramos como ciclones.
Consumiendo, el sol y los helados a borbotones,
los bellos sueños y las aventuras sin violencia.
Volando feliz a un paraíso, sin alas ni alerones.
Y recuerdo a mis padres cuando aún eran jóvenes,
empleando con nosotros, cariño, amor y paciencia.
La dulzura y la bondad emanando de sus corazones.
Antonio Segar