Las estrechas desnudeces
se desgastan vanas...
al socaire de las noches,
en páginas marchitas
deshechas...
en los desvanes impenetrables
del olvido,
entre equinoccios y solticios
de invierno desgastados...
por la eterna
y apenas indescifrada algarabía,
del recuerdo inagotado...
por el silencio de sus dudas.