En la lectura de esta obra, ¡Un soneto clásico, alejandrino! nos impresiona a primera vista, un tema sumamente examinado, pero la escritora peruana María Beatriz Vicentelo Cayo, con su singular estilo nos muestra líricamente otra cara de la misma moneda y conmueve profundamente, de inmediato sentí la necesidad de inmiscuirme en su análisis, y qué mejor si lo hago como la hace un poeta, con una “Hermenéutica”
MUNDO DE OLVIDO
Soneto Alejandrino
Dentro del alma duelen, sombras de indiferencia
la intacta pena herida somnolienta en esquina…
cobija a pordiosera, perdida en su demencia
donde no hay diferencias: agua, lágrima u orina
Cómo es posible mostrar insensibilidad ante el dolor humano, duele mucho más cuando sentimos que la persona herida, en su extrema tristeza, se va abandonando, ¿Podríamos hablar de la vida si nos importa la muerte? La pordiosera, ya no por voluntad propia, sino que por que la sociedad la ha marginado, deja que su alma cobijada en seudo-demencia ya no conciba diferencia
Sentada, desvalida, sucia ¡Igual da presencia!
La pena se ha mezclado con la mugre cetrina
tantea débil, ciega, postigos de clemencia
sufre sola dolencias... plúmbea en su rutina
Por voluntad propia, esconde su desesperación sintiéndose alejada de la sociedad, marginada por su tambaleante aspecto, no hablo solamente por su ropaje o su enfermiza piel, sino que no sentir ni ver clemencia. ¿Cómo podría recuperar su visión si la familia, comunidad, sociedad se muestran ajenas de su calamidad… su propio olvido?
Solo un mendrugo pide levantando la mano
sea pan de tres días o cariño en mirada
¡Hoy el frío la ha encogido casi es imperceptible!
Si nos decimos, hijos de un Cristo, que nos ha dejado la enseñanza de la caridad, ¿Por qué miramos hacia otro lado? En este primer desenlace, el drama es el de la anciana, la vida se acorta si agua y sin pan, pero cada palabra, cada verso, es un grito en nuestros oídos, y que nuestro corazón escuche la voz del ser abandonado, y a pesar del frío rescatemos nuestra alma abandonada. qué será peor… el desprecio, el frío, el hambre, o la soledad.
Mas el hombre es tan alto… ¡La pobre en piso plano!
O acaso...¿hombre es el ciego, que pasa y no ve nada?
¡Ah! Es que hay un cartel, do dice… Lugar : Mundo Insensible
En conclusión, no me da vergüenza decir que lloré con este poema, ¿Cómo amarnos, si no vemos a nuestro prójimo cuando esta sufriendo? La crítica social esta bien plasmada, una cruda realidad en mi país, pero ya va siendo hora de que abramos los ojos, nos miremos de frente, y hablemos de que no somos grandes y seamos sensibles para olfatear el dolor.
Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz 2009”
Guatemala, C. A.
18-Junio-2018