A tu orilla rendida caigo
que en el batallar diario
es tu esencia necesaria
para mi bien y mi calma.
Se mecen tus juncos, bailan
al son que el viento les marca
que a tus turquesas aguas
se adaptan, el sol, los peces,
las ranas, los patos y mi alma.
Refugio en momentos malos
oscilante descanso a mis ojos
que paz me entregas sin pausa
y me devuelves mi aliento.
(c)Isamar Cabeza