Sigilosa y ávida figura sedienta de luz,
atada a mis pies tú te encuentras,
te ocultas en la noche,
y cuando arremete la oscuridad menguas.
tú, mi esclava eterna,
jamás me abandonas,
y aun sin verte sé que estas allí,
oculta bajo mis pies te encuentras.
permanente compañía amiga y enemiga por igual,
unas veces grande y otras pequeña,
vaporosa, intocable y clandestina,
cuan cazador espiando a su presa.
Que hablaras de vez en cuando seria bueno,
Conoces tan bien como yo los caminos recorridos,
Las horas de llanto,
Las risas y los orgasmos.
Ocasionalmente te bilocas,
Y entre las calles penumbrosas te avivas,
Apareces aquí, allá, arriba o abajo,
Una o muchas.
Bailas a mi alrededor,
Girando, girando te estiras y te encojes,
Una, dos, tres o cuatro,
Quizá más sin darme cuenta.
Amas tanto la luz como yo o la odias?