Nunca mis versos se detuvieron
En una dura y arriesgada profesión
Sin franja horaria, haga frío o calor
Siguiendo firme en cualquier situación.
Nunca recé con fervor lo suficiente
A San Cristóbal, su Santo Patrón
Pero fue su imagen una constante
En mis horas de preocupación.
Nadie como tú, amigo Camionero
Generoso, noble y sincero
Sabe de lucha constante
Aferrado al volante.
Tan sólo con la compañía del receptor
Que calma tus eternas soledades
Y la ausencia del gran amor
En esos días especiales.
Jamás se escuchó una queja
A estos “Gigantes” sin fronteras
Siempre prestos a cualquiera
Con amabilidad sincera.
Yo sé de esa senda peligrosa
Serpenteada y cambios de rasante
compartí historias, logros y proezas
Pero también las flaquezas y temores
Que marcan la piel y matan las ilusiones.
Tú, que rezumas bondad
Y eres el mejor de los amigos
Incansable y con suma honestidad
Rey de la carretera, puntual en destinos.
Te pierdes de la vida lo más bello
El diario contacto con la familia
Pero debes seguir adelante
Maestro genial del Volante
Lágrimas suelen rodar
Pero nadie las puede borrar
Porque saben que es vital llevar
Para sus familias el pan.
Y esta que hoy con su pluma
Te rinde su homenaje con admiración
Sabe mucho de esperas interminables
Y de angustias que hieren el corazón.
Fina
Buñol, julio del 2016