Luciana Garces

MEDITACIÓN TEMPORAL

 

Las lágrimas, el río secreto de la desesperación,
se deslizan raudas marcando surcos brillantes,
transparentes cascadas, destilando sentires
mientras exprimen el dolor o la alegría
en encuentros o desencuentros que enredan,
trastocan, vacilan las ideas, los planes precisos,
el incesante trajín de las neuronas conspiradoras.

Nada es tan incongruente como la división del tiempo.
Días, semanas, meses, sumando horas, minutos, segundos,
como si eso nos permitiera contabilizar la esencia,
la vida desnuda, el amor no eterno que nos retiene
con invisibles cadenas a la vida como si el fin
no existiera en ese calendario frío y rígido
que dobla, triplica y eterniza nuestro dolor.

Porque es dolor lo que siento cuando pienso en ti.
Como si el amor se hubiera transformado
en cuchilladas desgarrando los instantes
repetidos de olvido, abandono, tristeza.
Vuelvo pues al principio, al cielo iluminado
por la luna llena que oscurecen, a veces,
los magos, las brujas, los cuervos y los cipreses.

©Luci Garcés.