Volaba por la montaña un jilguero,
y con su ultimo canto los gorriones,
salia el viejo ganándole a los campeones,
con brillo de plata y sin rostro fiero.
Cuando el sol caía desde el cerro,
entre jilgueros y gorriones;
regresabas enseñando los valores,
con todo el horizonte en el capelo.
Hoy que vivo en un cuerpo abandonado,
y al que miro maltrecho como seco higo,
sigo los pasos que me has dejado.
Y salgo a buscarte, padre y amigo,
se que te has quedado,
para irte solo conmigo.
Momentos felices de este mundo,
los comparto ahora contigo,
mas que padre, como viejo amigo.