¿Qué pasaría si tu mirada
recorriera los escombros
de esas veces que me sentí abandonada,
de todo lo que luché
para que esto no pasara?
Y sin embargo, no bastó
para impedir que con otro cuerpo te encontraras.
Porque no me pertenecen tus manos,
ni tu sexo, ni tus labios.
Porque todo lo construido sería en vano
si sólo por fuera lo valoráramos.
Fue interior aquello que sembramos
pero quizás no era la estación apropiada
para que pudiera crecer nuestro abrazo.
¿Y si tu miedo fuera menos fuerte
que los dolores que yo traigo?
¿Te animarías realmente
a buscarte entre mis trazos?
¿Y si entre los rasguños del pasado
encontráramos la grieta
que pudiera liberarme de ese diablo?
Aquel tan malintencionado;
consejero interno inseguro y desconfiado.
¿Por qué siempre tanto daño?
¿Por qué lo sigo intentando?
¿Por qué, si enrealidad lo único que busco,
es todo lo que este tiempo estuve esquivando?
¿Te extraño?
¿O sólo me propongo este engaño
por mi ego en llanto al verte bien acompañado?
Olvidando nuestros pasos
que, aunque torpes, los sabemos mágicos.
Percibo que nos seguimos sintiendo
o al menos de eso me convenzo
para no admitir que esta vez
quizás te alejes por completo.
Y hoy, triste, entiendo
que habiendo tenido tiempo para evitar esto,
montada en mi carro de orgullo
dejé a mi corazón ciego,
y me aparté en busca amoríos,
sin saber que tu espectro
seguiría siempre dentro mío
construyendo un muro
entre mi alma densa
y cualquier otro futuro.