Un mendigo que lo habían acusado
de haber robado con premeditación
se defendía, diciendo en el juzgado
que solo comer algo era su intención
Que todos los que ahí estaban presente
lo escucharan y supieran su versión
que en realidad todo era diferente
aunque creyeran que él era un vil ladrón.
La audiencia, escuchaba muy callada
era un silencio que nadie interrumpió
y el reo usó la palabra cedida
que con llanto y dolor les explicó.
_Tuve un amor que fue todo en mi vida
pero el destino cruel me la quitó
quedando mis ilusiones perdidas
al sentir que un vendaval me aplastó
fue al perderla que perdí mis alegrías
y en su partida, mi vida se llevó
mi alma se llenó de melancolía
sentí en mi ser que todo se acabó
del barco de mi vida perdí el rumbo
sin la manera de como continuar
fuí de olajes fuertes su cautivo
y quedé perdido sin poder anclar.
Me encontré un mar de mucha turbulencia
en mi barco perdido y sin timón
me hundí, cada vez más en la desgracia
sin faro que me indicara dirección.
Esa es la razón, porqué soy mendigo
no es que lo que hice quiera justificar
pero por favor, creánme esto que digo
porque es mi verdad, sin nada soslayar.
Robé pan, para de hambre no morirme
nunca, para hacer daño a los demás
pero al ser mendigo, quieren hundirme
y esa es la razón que me castigan más._
El juez, lo escuchaba bien atento
y lo observaba, sin nada comentar
dejando que expusiera su relato
para saber, porqué lo iba a condenar.
En la sala el juez pidió silencio
que la sentencia, tenía para dictar
que por robo, lo habían llevado a juicio
pero no era causa para castigar.
El público aplaudió con alegría
al oír que el juez, no lo quiso condenar
pero el reo, mover su cuerpo no podía
y moribundo cayó y sin hablar,
se escuchaba su voz ya sin aliento
y solamente podía balbucear
dicen, que de su amada vió su espectro
y optó seguirla, para volverla amar.