Me despertó el aliento de fruta y de roció
que la mañana trajo al borde de los dos,
y despertaron calmos nuestros cuerpos, ceñidos,
tras el espasmo suave que dejó la pasión.
El sol se levantaba entre las nubes grises
y con eterno entusiasmo su calor regaló,
y la gaviota dijo al gorrión que te quiero,
y de nuestras miradas se rieron los dos
Porque no concebían, ni habían visto en el tiempo,
que en todos éstos años aún se hablara de amor,
y siguiera la rosa prefiriendo el rocío,
y siguiera la aurora llorando por el sol.
La noche por la luna, el mar por las mareas,
y mi cuerpo temblando al escuchar tu voz.
Hay cosas que han nacido para que otras existan,
como nació la boca para entregar el beso,
expresión delicada que brota del amor.
Como nacen las letras para hacer las palabras
con que puedo escribirte y te dedico hoy,
el más simple poema que emanó de los dos.
Autora: Marta Requeiro.
Derechos reservados: Marta Requeiro.