No sabéis cuánto duele
no poder pasar con ella ni un día:
«Solo a quién odiaría
le desearía tal suerte.»
Dijo Balastegui.
Tener que tragarme las ganas
de mirarla a sus ojos marrones en persona,
de ver como el viento mueve su pelo
y oír su voz desconocida.
De pintarle sonrisas en la cara
con la misma destreza
con la que ella pinta con la acuarela.
Leerla como a sus versos,
apreciar sus detalles, su lunar,
conversar con ella sobre la vida,
poesías, novelas y teatro.
Y es que a mí quién me quita
estas ganitas
de pasear con ella por Granada
mientras me explica cada recoveco.
¿ Por qué a una chica tan maravillosa no la pude conocer cara a cara ?
¿ Por qué nos separa tan vasta distancia ?
No mentiría si dijera que mi mayor pavor
es perderla y que no volvamos ni a hablarnos;
y bueno, mi mayor miedo suele hacerse realidad.