Fuiste ese amor.
Ese que es imposible de explicarlo.
Sólo puedo sentirlo, sostenerlo.
Sostenerlo a medida que el tiempo pasa
y se va de tus manos como si nada.
Ese amor que existe en las películas
en guiones, en cuentos de hadas.
Fuiste lo fantástico y lo catastrófico
que es amar de verdad.
Fuiste un amor de verano,
uno eterno, suspendido en la juventud,
en la inocencia de la adolecencia.
Con éste amor creí que existía
la eternidad, una infinidad de tiempo,
una mínima chance de vivir por siempre.
De amar por siempre.
Fuiste ese amor, del cual no puedo hablar sin un nudo en el estómago
y en el corazón.
Porque ahora sólo me queda
una cama vacía, un lugar en la mesa
que no puedo evitar poner.
Pero ya no me entristece saber
que no puedo envejecer con vos,
que no hay un anillo de compromiso
que nos una por y para siempre.
Ahora sólo soy yo, y mi recuerdo de vos.
Pero si diez años en adelante
vuelvo a encontrarte, te diría,
te confesaría,
que fuiste ese amor.