Ver más allá de un reflejo de dolor,
ver dentro del caparazón
mi deshielo.
He intentado ser tan fuerte que me he acabado ahogando en mi propio llanto.
Me he querido tan poco y he querido tanto, que me he olvidado de mí, abandonándome a mi suerte.
No escucho mi latido
le he puesto una mordaza a mi corazón,
ahora siento tal vacío en mi pecho
que si cierro los ojos las venas explotan y noto como la sangre impregna mis adentros con sabor a metal.
A veces tengo miedo
miedo de abrir los ojos, y no poder soportar este tormento crónico una vez más,
las palabras me balbucean y siento que respirar se hace cada vez más difícil.
Después de bucear conseguí encajar
que si me limitara a nadar no podría observar lo bonito que esconde la profundidad.