Se ha quemado la hierba a la orilla de mi puerta,
y ya no canta la alondra cuando despierto mis ojos,
porque busco mi alma y no la encuentro,
y el corazón resbala hasta los pies y se hunde,
se mezcla, se confunde con la tierra.
Y no sé que dolerá más... si no verte, amor
o dejar que mi pupila te idolatre.
Y cada día igual... cada día a diferente hora,
las siete, las once, las cuatro...
me pregunto si me dolería más mirar
tus ojos... únicos eternamente,
si duele más no oler tu aroma en el cuenco
de mis palmas, ni besar el dulce algodón que
atesoras en tu boca.
Porque muero porque no puedo verte...
y si te viera... vida mía, no sé yo si te viera.