Muéstrame el río que se mantiene quieto
muéstrame el manantial que surge sin caída,
muéstrame lo imposible:
el ángel sin sus alas y la flor del desierto.
Entonces creeré que nuestro amor ha muerto.
Creeré que el río se detuvo
que enloqueció la fuente
que hay fogatas de hielo
y que en la noche extraña
la luna manda dardos
de cristales y hierros
para herir mis entrañas.