Fue una tarde en primavera cuando te vi llegar,
el cielo lucia gris, fue verte y azul se volvió,
quizás tu rostro, tu sonrisa o tu caminar,
lo que esa tarde mi corazón envicio.
Sonara raro que esa tarde marcaste mi destino,
en ese preciso momento imagine una vida contigo,
quise ir detrás de ti...pero mi valentía me abandono,
solo un grito del corazón diciendo cásate conmigo.
Cupido flecho el corazón con tanta certeza,
que hasta respirar se me olvido,
fue verte sonreír... lo que hizo que perdiera la cabeza,
y debo reconocer el sentimiento que ha nacido.
Fue tu porte de caballero o tu barba cerrada,
lo que esa tarde alucino mi alma,
quizás tu cuerdo de gimnasio lo que me tenía abismada,
más era consciente de que la razón iniciaría un drama.
Te veías mayor… se notaba en tu madurez de treinta,
tu cuerpo perfecto combinaba con tu cara traviesa,
eran esos ojos negros los que me tenían atónita,
que negarme a tu encanto seria de mi parte muy ilusa.
el corazón deseaba volver a verte,
la razón gritaba que era una locura,
hoy hace un mes que te veo diariamente,
que no negare haber perdiendo la cordura.
Será demasiado pronto decir que deseo mi vida contigo,
pero no puedo engañar al corazón con ese castigo,
seamos sinceros cariño, ambos deseamos ser el abrigo,
mírame a los ojos y di que aceptas casarte conmigo.