Recuerdo cuando me decías:
“hija disfruta la vida,
pues esta son dos días”,
y yo no te creía.
Recuerdo cuando te miraba
mientras tranquilamente jugaba,
sin tan siquiera apreciar
todo lo que tú me dabas.
Ahora tu recuerdo vive en mí
sin dejarme ni vivir,
mientras intento paliar
este sin vivir.