el viento aviva las brasas
del recuerdo
y vivo y muero
el intermitente yo
esta vida rompiéndose
el delgado hilo
que la ata al pie
al hemisferio izquierdo
donde los viscosos trepan
anfibios
por superficies en trance
el descenso es un sauce
en pena como un alma
por la calle
que se angosta
que se llena
el estómago de materia oscura
La Luna también desprende un olor
descompuesto
a langosta
a vacío que cae
como lluvia dura
y tritura
los tiestos pensándote
niña…
pensando
así quizás tú olvidas
y tengo frío
y tengo muerte
y tengo amor