Santiago Miranda

Luz, la luz, Ășnico tiempo

 

Te veo vencer sobre adversidades
Te veo arrasar sobre nosotros
- digno y plácido, aún ausente-
Luz, mi único tiempo constante
¿Por qué permaneces estable en el fondo
De un vuelo de ominosas y celestes tempestades?
-los cielos caen ascendiendo y fenecen intocables-
Haz ubicuo quizás inestable, batallando consigo
-por llegar a alguna parte- Tal como nosotros
Ah cuanto amor hay en lo visible
Incontable entre el espectro suficiente
Luz; mi ritmo intuitivo y suturante
Luz, la luz, luces brillantes, voces
Titilantes, amores y centellas
Desbordada, luz no te detengas
Mantiene, aún nuestras visiones
Borra, nuestra huella transitoria
Y ciega la obras inquietantes
De los seres que forjaron su propio invierno
Padre de dioses, cúspide insondable
Contra el ser y su muerte, te alzas en lo distante
Nadie ahora puede sino mirar tu sangre
Volcada tenuemente sobre todo lo que en ti existe