Dónde está el eterno amor
que tanto te he profesado;
solo encontré desamor
en los besos del pasado.
Dónde está la dulce sonrisa
que algún día tú me regalaste;
solo fue una triste y falsa risa
que con tu capricho engalanaste.
Dónde está el perdurable cielo
que por siempre te regalé;
solo hallé truenos y deshielos
de lo que yo te profesé.
Dónde están mis sinceras caricias,
la que siempre te di con altruismo;
solo hallé desaires con pericias
que me llevaron hacia el abismo.
¡Dónde está!, ¡Dime!, ¡Dónde!...