132

Dos, a veces, no pueden ser uno.

Una vez te tuve tan dentro
que no sabía
distinguir
quién era yo.

Nos conocíamos tanto
que dejamos de hacerlo.

Dejamos de vernos,
viéndonos.
Dejamos de extrañarnos,
extrañándonos.
Dejamos de sabernos,
sabiéndonos.
Dejamos de querernos,
queriéndonos.

Nos dejamos,
dejándonos desde el principio.

Cada vez que miro nuestra historia,
es como si no hubiese sido nuestra,
no lo vivíamos,
estábamos viendo desde fuera,
no éramos nosotras,
y no nos dimos cuenta,
dejamos de ser auténticas,
y no nos dimos cuenta.

Crecemos, y no nos damos cuenta.

Buscábamos cosas diferentes.
No habíamos aprendido,
que dos
a veces
no pueden ser uno
y ahí estaba el problema
-éramos el problema-
tú eras tú, y yo era yo
y juntas
no éramos
nos desaciamos
no supimos querer
no me enseñaste
no quería aprender
Me elegía a mi
y a mi incapacidad
de dejar que me lastimaran.
Aunque fueras tú.
Tú y tu puta manera de ser,
tus ojos que.

Hay que dejar de ser, para entender.

Que hay personas con las que no somos.