Si en tu piel el aroma se consume,
y mis manos tu alma casi toca.
Yo con un beso cerraré tu boca,
y soltaré en mis versos tu perfume.
Tu boca que es cuestión de mi deseo,
vaivén eclíptico de inmensa flama.
Amor, sabrás que así también se ama:
¡con la fuerza y la música de Orfeo!
¡Oh, tu boca, tus labios, son dos fuentes
que a veces duermen como las desnudas
hojas que brotan bajo tu Alameda!
Darle abrigo solemne a tus torrentes
labios, es casi ver que el orbe mudas,
en un excelso ósculo de seda.
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David John Morales Arriola