Lo bueno es
ésta salud de saludarnos,
la gracia de saber
reconocernos,
entre tanto verde
y tanto ruido.
Lo limpio
son las las ganas,
la euforia hormonal
que nace de los besos,
el abrazo prendido
de los cuerpos.
Lo justo
son las llegadas,
después del desperdicio
de ir a dormir sólos,
en almohadas arregladas
y sábanas con frío.
Lo lindo
son tus ojos,
siempre negros,
amaneciendo intactos,
buscándose en los mios.
Eduardo A. Bello Martínez.
Copyright © 2017.