alupego (Ángel L. Pérez)

CON UN HÁLITO DE VIDA

 

Un suspiro es necesario.
Un latido es esencial.
Como un hálito de vida,
para vivir y soñar.

Suspiro que sabe a aliento.
Aliento que se contiene,
cuando nace el sentimiento.
Sentimiento que se funde,
con el soplo que le alienta.
Suspiro que al viento reta.
Suspiro que se libera.

Latido que se acelera.
Si se desboca el aliento.
Como late el corazón,
cuando rebosa la fuerza.
Latidos que van marcando,
el ritmo de la querencia.
Cuando el aliento es suspiro.
Él corazón vive alerta.

Con un hálito de vida,
se traspasan las fronteras.
Cuando el cuerpo que camina,
repleto está de entereza.
Un hálito de vida llega,
y otro sin pensar se va.
En el tránsito recuerda,
de la vida la verdad.

Pálpito que te atenaza,
con una fuerza inaudita.
Sometiendo los latidos,
que frenando se marchitan.
Como el amor va perdiendo,
la luz que le magnifica.
Premoniciones sin nombre,
que nacen sin ser vividas.
Latidos que se acompasan,
con el ritmo de la prisa.

Late, suspira, galopa,
el corazón con la brisa.
La brisa que le remonta,
a la cúspide del climax.
Soplo que alienta el anhelo,
de la vida que respira.
Latidos que se confunden.
Como voces en sordina.
Que queriendo ser latido,
en un suspiro termina.

Con un hálito de vida,
subió a la más alta cima.
Desafiando a los latidos,
que galopaban deprisa.
Encadenando suspiros,
para impulsar la subida.
Agrandando el corazón,
para llenarse de cima.
A. L.
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