Un buen café expreso largo
que el tiempo en el amor pasa,
cuando la audacia es escasa,
de lo más dulce a lo amargo.
I
Quién pudiera imaginarse:
cerrar los ojos, soñar
o besarla sin parar,
o en suma sin desquiciarse
un buen paraíso encontrarse.
Pero ese rufián embargo,
producto de mi letargo,
pone a mi corazón de huida
y a mi boquita que pida
un buen café expreso largo
II
Platónico proceder
que me llevas por senderos
de entristecidos boleros.
Te pienso al amanecer
y te veo al atardecer
donde tu presencia arrasa
y a mis ganas sobrepasa.
Por eso mi ser se acuerda
de la voz que me recuerda
que el tiempo en el amor pasa.
III
¡Oh! taciturno revuelo
de repiques de tristeza
que oscurecen mi agudeza,
quiero ofrecerte un señuelo
que te remonte hasta el cielo.
Acaso no se me pasa
esta sensación que atrasa
mis ganas por adorarte
¡Señor! se me escapa el arte
cuando la audacia es escasa.
IV
Pero no te digo nada,
tan solo miro al vacío
y te recuerdo, y me rio
mientras el silencio gana
cuando el despertar me llama.
Quiero escapar, sin embargo
yo tengo que hacerme cargo.
Y hoy ¡Sí!, me decidiré;
así no me pasaré
de lo más dulce a lo amargo.