-Sabes algo; pienso que no fueron tan inútiles las noches que estuve contigo.
Me pides que sigamos siendo amigos
¿amigos para qué, maldita sea?
A una amiga la perdono.
Ahora te marchas, no intentaré detenerte.
Al menos queda un buen recuerdo.
Prometo no hablarte más, tranquila.
Te escribiré un par de poemas
tratando de ocultar mis sentimientos,
pensando, pero mucho, en las palabras.
Se dice que por cada hombre
existe una mujer como tú,
aunque mi sitio ahora lo ocuparás con alguno igual que yo, mejor, lo dudo.