Las olas arrastraban tus recuerdos;
no sé si todavía creer en credos.
Se quedaban en la arena, la orilla;
Haciéndome en la nariz cosquilla
El viento salado del ya pasó.
Cangrejo mi lacónica memoria
Una a una tus palabras arrasó.
Mis vellos perciben la misma historia
Del mismo libro que me hizo llorar.
Y la luna se refleja sonriente
En el misterio del mar subconsciente.
En la oscuridad comenzaba a orar,
Tiritaba, y me desmoronaba
Por una imagen que ya no contaba.