Ruth García

Mamá.

Una mañana de primavera,

para ser exacta seis con quince minutos,

en el aire se respiraba alegría,

nacía un bebe y una mujer mamá se volvía.

 

Su rostro pálido por el parto,

tenía una alegría mágica,

era su amor el aliento,

tenía una mirada única.

 

Su amor el más sincero y puro,

en sus brazos el miedo no existía,

era su cariño el mayor tesoro,

y su presencia su existencia.

 

un encuentro con el amor verdadero,

no existe palabras para describir el sentimiento,

ella era madre, era una maravilla ¡lo juro!,

en su rostro admire lo más bello y perfecto.

 

Sus ojos dominantes de un color negro zafiro,

se volvieron dos luceros resplandecientes,

era el amor puro el que derritió el acero,

de un corazón que  juraba ser duro muchas veces.

 

Un momento de luz entre madre e hijo,

el primer encuentro con el amor,

fue en esa mañana que su amor le cobijo,

y le recordó que no existiría ningún temor.