Siempre para mí olvidar
no fue tan ardua faena,
hasta que vino a tocar
a puerta tu lejanía,
me dijo que es mi condena
tu adiós y las noches frías.
Vino después el dolor
y con él algún lamento,
como ese aliado traidor
que da su falso consuelo
y espera sólo el momento
pa\' adjudicarse tu cielo.
Pensando en cómo olvidarte
miré sangrar las heridas,
y le hice esta interrogante
al soliloquio que soy:
\"¿Quién fue el amor de mi vida?\"
y la respuesta te doy:
Fuiste el amor de mi vida
mientras en ella te tuve,
porque en mi cielo ya brilla
la luz de una nueva estrella,
el viento arrastró las nubes
y se borraron tus huellas.
Fui sin prisas, todo a su hora
con el arte de olvidar.
Si hay noche viene la aurora,
no importan tus duermevelas
pronto el día ha de llegar,
pero hoy enciende las velas.