Hay historias que se cuentan, otras se recitan, unas se escriben
Son bellas, épicas, verificables, tangibles.
Son poesía, canciones, oraciones, las repetimos, las aprendemos
Hay historias misteriosas, ocultas, códigos encriptados en miradas
Se escurren subrepticiamente en reliquias escondidas en algún desván
Sucede que no todas nacieron para ser contadas,
Pertenecen al mágico mundo de los secretos,
Unas son tan dulces, que de su recuerdo libamos néctar, cual abeja de la flor
Otras son amargas como el ajenjo y contarlas es regurgitar amargura
Hay historias tan fantásticas que su revelación es una locura
La elección es callar y presumir la cordura
Unas nos elevan a recónditas galaxias, en transmigración de la conciencia
Jamás oiremos las tétricas, que conducen a las profundidades del averno
Tampoco las que se catalogan como insignificantes,
Ellas van a una gaveta de “nunca jamás recordarlas”
Las historias que abren heridas y hacen sangrar el alma
Son arropadas por el polvo de los años, son inaccesibles a la palabra,
Y la desconocida causa del llanto que irrumpe de la nada
Ante esa humanidad que pregunta, que indaga, que quiere saber
Otra parte de la humanidad huye, cambia de nombre, se esconde
Y hasta la vida entrega en pro del silencio, lo quieto hay que dejarlo quieto
Historias que se transmutan en poemas, que son acertijos para buenos entendedores