Blancos y grises en un silencio tormentoso
Como espigas del rosal que susurran un momento lluvioso
Sonrojadas por encantadora hipocresía, flamantes en su reposo
En un lance de pasados oprimidos y estruendosos
-No es aquella la flor opaca de las lunas más blancas
¿de las sonrisas más amargas ¿
Cubierta de sus pétalos y largas plegarias
Susurra en silencio junto a su almohada
Que un día pudo y no fue amada
Porque eran ellos, sus recuerdos la que la atormentaban
Deseando gritar a sus anchas lo que le pasaba,
A ellos los fantasmas que la dañaban.