Una presencia extraña.
Translúcida y etérea.
La enigmática voz,
que sin ver sobrevuela,
en el fondo sin alma,
de la sima que espera.
Las bordadas veredas,
que deslumbran al verlas.
Consejeras sin reglas,
que dirigen la senda.
Una cortina de humo,
ocultando la selva.
Verdes notas escritas,
sobre la tierra yerta.
Cinceladas a fuego,
sobre la dura piedra.
Grabadas en las fauces,
que quieren poseerlas.
Chorreantes ideas,
de posibles quimeras.
Pensamientos de cuento,
destapando la esencia.
A borbotones mágicos,
de escondidas leyendas.
Sobre el papel en blanco,
se descubre la idea.
La claridad abruma,
cuando la Luna es plena.
Socavando en secreto,
la futura existencia.
Norte Sur, Este Oeste.
En la enorme ruleta.
Donde giran los astros,
como endebles veletas.
En el vórtice opuesto,
donde el amor se acuesta.
Se despiertan diabólicas,
las retorcidas fuerzas.
Grácil cruza la calle.
La pesada experiencia.
La mochila repleta,
de aventuras y gestas.
En la mirada un brillo,
que taladra el planeta.
En la pausada voz,
trasluce la entereza.
Blanco nácar de Luna,
su mirada sincera.
En el andar el ritmo,
de su presencia entera.
A. L.
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