Allá en la agreste sierra de mi amada patria
Hay un alegre y pintoresco pueblito
Con callecitas empedradas y aromas de alhelí
Adornado con jarritas de barro.
En ése pueblito perdido en el olvido
No existen hoteles ni hospedajes
El mullido verdor de la grama y el pasto
Acoge la refriega de los gentiles enamorados
En ése pueblito abrazado por el silencio
Vi dos enormes ojos color de azabache
En una carita de niña extraviada
Violentado por dos gruesas trenzas
En verdad no te engaño
Contemplarla toda entera
Desde la proa hasta la popa
Era para babear todo el año.
Perdido en la nube del amor
Cogí mi fiel y obediente guitarra
Y en una romántica serenata quise entregar
Mi alma, mi corazón, y todo lo demás.
Tan lóbrega y oscura estaba la noche
Que ni mis manos podía ver
Despreciando la agresiva lluvia
Arranqué mi canción preferida.
Las melodiosas notas de mi dulce canción
Despertaron la furia de un horrible mastín
Que lidiaba entre pitbull o doberman
En todo caso mi vida no valía un pepino
Era noche tan oscura que a tientas corría
Ya el can se me echaba encima
A tientas choque con un pequeño muro
Que sin más salté desesperado
Temí herirme al caer en lugar desconocido
Cual sería mi alegría que no me hice daño
Había caído sobre dos enamorados
Que estaban en fragorosa batalla.
Avergonzado y siempre enceguecido
Pedí disculpas por la interrupción
Y volví asaltar el dichoso muro
Continuando con mi desesperada fuga
No pude ver por dónde iba
Y caí en una acequia de cantarinas aguas
Empapado en lodo perdí mi guitarra
Mojado mi orgullo de poeta enamorado
Aquí termina mi historia
De enamorado citadino
De una linda paisana
En un pueblito olvidado
Lima 27 de julio del 2018