Me detuve un instante… pude apreciar que te ibas…
quise correr, quise gritar,
era demasiado tarde, ya no me quisiste escuchar.
Me tire… y recogí lo que quedaba de ti,
eran trozos de lo que un día fue un corazón,
¿Qué hiciste? me decía mi yo interior.
¡Quería abrazarte! sentir tu piel una vez más,
era demasiado tarde… me decía la vida debes continuar.
Tome una caja y en ella guarde los restos de tu corazón,
debía de haberlos amado… ahora solo debo conservarlos.
Mi mente… recordando las veces que tu alma me decía me hieres, me lastimas,
detente vida mía, ¿Qué no ves que te amo? y ¡solo quiero estar en tus días!.
Ya es demasiado tarde para besarte con dulzura,
ahora el sabor amargo de la derrota lo beberé todo el día.