A ti hermano
que anhelas un refugio
en la larga calle oscura,
yo te ofrezco
un pedazo de mi alma;
yo escribo para ti.
Deja que mi tristeza
le hable a tu soledad.
Déjame estar en tus pasos,
para asomarme
a tus mañanas;
y entregarte las negras flores
de mi pecho,
que he pintado de blanco
tan sólo pensando en ti.
Para ti hermano
son los versos que bullen
en el fondo de mi herida;
versos de sangre,
de blanco duelo.
Para ti
que comes el pan
a solas con la tarde,
con tu soledad
como la mía.
Ingrid Zetterberg
De mi poemario:
\"La poesía es música\"
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