minsandi

Chopin

Chopin.
Las velas brillan
sobre la mesa.
Reina el silencio
en las niñas de los ojos.
Las manos, quietas,
tararean la melodía
del piano, que cadencioso,
inunda las arterias,
las venas y el corazón.
La piel se eriza
por el frío
que emerge del interior.
Los labios se encienden,
revelando
el cambio de estación:
Ya no se escucha
el piano, ni brillan las velas.
Sólo queda Chopin…
en el corazón.