Padre mío,
ya estás en tu sueño,
tranquilo,
y me he quedado a solas
con mi antiguo frío.
Deja que yo te cobije
en mi más pura ilusión,
para andar de tu mano
en un silencio tibio.
Recojamos juntos
las piedrecitas de otros días,
cubiertas de tiempo y olvido;
que aún estarán esperándonos
los cansados caminos.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi amado papá
De mi libro:
\"Por los bosques del silencio\"
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