Cuentas de perlas transparentes
agolpadas en la seda de tu pelo
en una larga fila sin final,
lágrimas tuyas y mías.
No precisamos del amor amante
tal vez,
nos bastaba el amor amor,
de una gran amistad,
quizás.
Siento dolor al no ver más tus poemas
en ellos te encontraba
alegre, enamorada o llena de añoranzas
romántica soñadora;
¡Pasional! Tú.
¿Cómo se fue tu voz?
tu verso, tu palabra…
poesía-melodía
de mis noches y mis días.
¿Quién me hablará de las calles bonaerenses?,
de los boliches y sus luces de neón,
de los tangos y tangueros,
del mar… y de los muelles...
de la playa… y del susurro de las olas.
Falta la tibieza de tu voz
la finura de tu escrito cadencioso,
tus metáforas trascendentales,
y tu amor.
Entre tanto divagaré por mis viejas calles limeñas,
recordando a La Gata Varela,
a Juárez y a Castaña,
y los inmortales versos de La Su.
Caminaré por los rosales de Barranco
impregnándome la piel de sus aromas
y de las que nunca serán flores,
las espinas.
Si yo pudiera…
asirme a un cachito de la luna
te buscaría por doquier,
para hallarte aunque dormida
y cuidar tus sueños alma mía.
Mi dolorido grito es poco
si tu ya no me escuchas…
a tus pies postrarme,
quisiera…
Desgarrar mi pecho y mostrarte el corazón
que sufre… que llora;
que te compadecieras,
quisiera…
Mujer de grandes alegrías,
de un sólo amor, de encendidas pasiones
y de hondas melancolías;
cuando decidas volver,
también yo volveré.
Delalma
Viernes, 11 de junio de 2010