Fría la noche da paso a la inmensa luna llena; las sombras se proyectan tímidamente en el suelo mientras la escasa claridad obliga a expandirse a sus cansadas pupilas.
Una y otra vez se hace la misma pregunta y una y otra vez no encuentra respuesta alguna, mientras sus pensamientos taladran su cerebro sin misericordia en una inútil búsqueda de lo que algún día quiso ser.
Cada 15 minutos contados con precisión Suiza, se asoma por entre la persiana para ver si con el cambio de posición el astro nocturno le refleja su mirada como lo ha hecho otras noches.
Pasa la noche entera en este ritual de búsqueda sin encuentro hasta que lo sorprenden los primeros rayos de sol trayendole de vuelta su ausencia... entonces se pregunta si alguna vez estuvo presente.