¿Qué cosa semejante habrá al olvido
sino la memoria que se pone inerte
a darle luz de vida a lo que ha vivido
auspiciada por la sombra de la muerte?
Ya todo apunta en la directriz opuesta
arropándose en airado sentimiento,
como si cansada aquella flor se acuesta
mecida indefensa por el fuerte viento.
No me olvides, ni te vayas como a solas
se construye entre el adiós el olvido
y esa ausencia también llamada soledad.
Rómpete como se rompe el mar en olas
entre las peñas en que sucumbe el ruido.
Así, así ... así haga tu memoria por piedad.