Verano Brisas

CRESCENCIO

Aquí no se pide limosna.

Se vende flauta a $ l00.

Crescencio Salcedo

 

En él todo fue un arte,

con el sonido alegre

de singular flautista.

 

Polémico y francote,

solitario y sin patria

cuando un pirata gaucho

le trasladó taimado

su tren de Santa Marta

para Cabo de Hornos.

 

Amó lo que vio bello

con esa reverencia

de artista iluminado.

 

Pero la esquiva suerte

no estuvo en su velero,

perdiendo en mil naufragios

los cantos espontáneos

que recogió ya en tierra

su pueblo bailador.

 

Murió dolido y pobre,

terrible consecuencia

para quien nunca tuvo

dobleces en la vida.

 

Como una montonera

de hambrientos tiburones

llegaron las desgracias.

 

Así, con todo y eso,

vivió entre los placeres

porque el coplero anduvo

muy bien del corazón.