No sabía que el querer
podía no doler.
No sabía que amar,
no conllevaba llorar.
Más, cuando te conocí,
me demostraste que sí.
No sabía que los abrazos
podían unir como lazos.
No sabía que tu sonrisa
podía ser la mejor caricia.
Más, cuando lo descubrí
¡no pude más que ser feliz!