Mario García Montalban
Tinta muerta
Ya noto que la vida se me hace vieja,
y soy menos poeta
y soy más letra,
más lápiz, más viento,
más tinta muerta
y más sentimiento,
como un nudo que aprieta.
Vuelo sin alas al lado incierto
y lo incierto me mata,
ya corro descalzo las sendas
y desnuda tengo el alma.
Ya se volvieron mis ojos,
ya van mirando hacia dentro,
buscando las agudas notas
de un interminable concierto.
Ya ni rima,
ya ni cuenta,
solo arde,
solo quema.
Mis vidas pasadas
Pulga en Madagascar, saltarina, odiosa, llenita de sangre ajena como debía de ser, me alojaba en los lémures, no había homínidos en la isla.
Mi espíritu guerrero me llevó a habitar como una hormiga roja, picadora, venenosa, trabajadora, … así reboté hasta llegar a ser de la especie de la cual formo parte hoy con características evolucionadas y multiplicadas de esas primeras y remotísimas vidas; qué consideraciones más inocentes en tal época, creyéndome feroz, vivaz, … no tenía cómo saber de la existencia de esta ralea, denominada humana, que revolucionaría por completo la perspectiva de mis pensamientos acerca de esas reminiscencias.