Mis caricias
no saben de indulgencia
ni desean postergarse
para otras auroras.
Creer en el mañana
es sembrar al charco en agonía
una ola intempestiva de calor.
Los pactos
son tan frágiles como una burbuja obesa
y nunca han podido conjurar;
al tic tac de un reloj.
No siempre hay sed
y a veces, cuando se tiene
el agua del grifo
se ausenta.