Con una sola mirada,
vio la luz en su interior.
Al reflejar lo exterior,
en el fondo de su alma.
La unión de los dos espacios,
en uno solo quedó.
Solo un suspiro bastó,
para llenar la mañana.
En ese soplo viajaba,
de su vida lo mejor.
El aire se desplazó,
para dar paso al mañana.
En los ojos un reflejo.
Como un lucero perdido,
mirando en el firmamento.
Un rayo de luz sereno.
Un armonioso destello,
observando desde dentro.
La voz pronto se quebró.
Se evaporó el contenido.
En su lugar sollozó,
tal si hubiera sido niño.
Una bocanada de aire,
su fuerte pecho expulsó.
Cuando un sutil aleteo,
trajo recuerdos de antaño.
Emergió un escalofrío.
Como el filo de un cuchillo,
que partió en dos el pasado.
Sacudiendo cada parte,
con un ritmo acompasado.
Multicolores las horas.
Que pintadas con la mano.
Van matizando los días,
cada cual con su pasado.
Viejas historias flotando,
en el lago de los años.
Amigas inseparables,
o enconados adversarios.
Lentamente se deslizan,
por la mente de los sabios.
Que al zurcirlas con ideas,
hacen buenos los agravios.
Pensamientos que se acunan,
en el borde de los labios.
A. L.
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