Llegaron los días presentidos
a propiciar sublevaciones
en la aplacada sed de tu pasión dormida.
Resucitaron cenizas
en el madero de la esperanza muerta
y se incendió tu mirada de primitivos deleites.
Ah, la hora en que se alzaron jubilosas
las entumecidas palomas de tu pecho
para alternar la caricia con el beso
en el instante supremo de la entrega.
Recobraron tus alas lozanía
y emprendiste el vuelo nuevamente
a la caza de la estrella prometida.
Pujando y repujando embelesada
dilataste solícita tus alas
como un arco iris abierto al horizonte
para que el grito de la piel
se hiciera aroma mineral
y prolongada canción de dulces sensaciones.
Llegaron los días presentidos
como un haz de luz
penetrando las pupilas
y se disiparon como alas
arrojadas al vacío.