Se me antoja un café por la mañana.
Amargo como tus mentiras.
Un café tan fuerte como un buen sexo.
Que me haga olvidar.
Que me arranque las ganas de quererte.
Quiero un café, con una pizca de azúcar.
Que apenas me logre endulzar.
Cafeína adictiva que me sepa a tus besos.
Que me arranque del alma el recuerdo de nuestros momentos.
Y que su aroma me embriague más que tus caricias.
Quiero un café estimulante, que me excite, que me llegue directo al cerebro y al sistema nervioso.
Segante café, que no me dejaba ver en las tardes de domingo que ya eras infiel a nuestro amor.
Codicio estar ciega nuevamente, porque me rehúso a mirarte en otros brazos, en otra historia, en otro cuerpo.
Vivo desnuda suplicando respuestas que nunca llegarán.
Llevo 500 tazas matutinas y aún me pregunto porque no vuelves.
Exquisita bebida.
Mi medicina de hoy en adelante.
A solas y con un buen libro.