Frente a un atardecer dorado ,
el mar movìa sus làminas de oro ,
y mis deseos de prosperidad y
libertad para la humanidad se
agolpaban en mi corazòn .
Cuanta riqueza nos manifiesta
la naturaleza , y cuanta codicia
y desprecio expresa el ser humano ,
màs parece que no tenemos
sensibilidad .
Y la maldad se apodera de su
voluntad , presionando para no
dejar avanzar a los seres iluminados
que nos acompañan en el diario
marchar .
El poder econòmico y polìtico ahoga ,
las buenas voces , que impulsan ,
la adecuada orientaciòn de la riqueza ,
para que los pueblos no tengan
necesidades insatisfechas .
Que venga la luz del cielo ,
y al fin haga su efecto en
el corazòn humano .