Cuanto peso de gratitud te debo
despedazaste los ritos impuestos
el día, la noche y tarde los bebo
sin ningún sorbo que llegue a molesto
Disipaste las nubes humeantes
que, a mi boca, lengua un día hirieran
tu inexplicable alma de seda hipnotizante
me dio el deseo que mis ansias murieran
bastaba tu mirada incontenible de fragata vencedora
que sostuvo el chispeante cambio
que un día para mí se había vuelto inalcanzable,
regocijadoramente me perdí cuando te vi,
pero pude encontrar en mi lo que siempre fui por ti.
Ahí vamos acercándonos a darte las gracias,
¿De qué? Quizás de todo lo que eres
¿Por qué? Porque siempre has sido así.
Adormecedoras silabas que no llegan a convertirse
En digestivo para la razón,
Pero lo son todo.
Aceptan el paragua que nos cubren de la locura humana
Me transformaste sin que yo te lo pidiera,
Sin que tú lo quisieras
Llegue a ser quien soy.
Pierde su peso la pluma cuando te agradezco
Pero es mas cuanto yo te debo,
En un día de enero donde nazcamos
Me acordare como te agradecí de volver a vivir.